Una nueva vida.

Había pasado trece años en ese orfanato, no sabía aún nada de sus padres y tampoco le incesaba saberlo. En los trece años que había pasado allí no había hecho ningún amigo, ni lo había intentado, le gustaba estar sola y por eso todos allí le miraban raro, pero a ella no le importaba lo que pensaran, nunca le importó. ¿Qué sabían ellos de cómo era? Tenía a Shado y no necesitaba a nadie más. Shado había estado con ella desde los cinco años. Nunca olvidará el momento en que lo consiguió. La despertó una pesadilla, se frotó los ojos y vio a un chico delante de se cama cuyo rostro no recuerda. Iba acompañado de un Pokémon de un color rosado. Tenía una cola partida en dos en el final, unos ojos lilas y profundos y algo parecido a una gema en la frente de un rojo intenso, y que brillaba hasta llegar a deslumbrar. El chico no dijo nada, simplemente sonrió y le entregó un huevo del que más tarde nacería el pequeño Eevee. No recuerda nada más, pero fuera quien fuera le estará eternamente agradecida.

Ya era de día, otro día aburrido empezaba. Se levantaba todos los días a las siete de la mañana para llegar a tiempo a clases. Le parecía aburrido todo lo que allí enseñaban, pero no le quedaba más remedio que escuchar. Después de las clases se sentaba en el rincón del salón del orfanato, se ponía los auriculares y empezaba a dibujar mientras Shado la observaba atentamente. Todos los niños la miraban raro y pasaban de largo, como de costumbre. Había pensado muchas veces en irse del orfanato, nadie iba a adoptar a una chica como ella, y ya estaba cansada de estar allí. No le resultaría difícil ya que se sabía los turnos de todos los guardias gracias al horario que había en el tablón de anuncios del recibidor. Sería fácil, sólo tenía que esperar a que el guardia de las nueve y media fuera a los cuartos del pasillo izquierdo y…
-Hola- dijo alguien interrumpiendo sus pensamientos.
Heru le miró durante un segundo y continuó dibujando. Era un chico de ojos rojos, casi como los de ella. Iba vestido con una camisa negra y unos pantalones marrones. Sería uno o dos años mayor que ella. Tenía el pelo largo y negro y le acompañaba un pequeño Growlithe. No se había enterado de lo que le había dicho puesto que tenía la música a todo volumen, pero tampoco le importó.
El chico, molesto, le bajó los cascos. Ella iba a quejarse pero se limitó a mirarlo.
-¿Qué dibujas?- preguntó él con la sonrisa aún dibujada.
-No es de tu incumbencia.
-Je… Vale, vale… Bonito Eevee, ¿dónde lo conseguiste?- insistió él.
-No es de tu incumbencia.
-No se te da muy bien hablar con las personas, ¿eh?- dijo sentándose a su lado y quitándole el cuaderno de las manos.-Vaya, dibujas bastante bien.
Ella no dijo nada. Se levantó, le quitó el cuaderno y cruzó el salón hasta llegar al pasillo que llevaba al recibidor seguida por Shado. Alguien le tocó el hombro y miró hacia atrás. Otra vez él. ¿No pensaba dejarla en paz?
-Dime, ¿cómo te llamas?- preguntó él.
-¿Si te lo digo me dejarás en paz?-respondió caminando aún más rápido.
-Tal vez.- dijo cortándole el paso.
-Heru, me llamo Heru.
-Yo soy Yuni
-Nadie te ha preguntado.- Le empujó y siguió andando.
El chico se quedó mirando como se alejaba y miró a su amigo.
-¿Qué opinas Shaku?
-¡Grow!

Heru entró en el recibidor y comprobó que Yuni no la seguía. Satisfecha, subió las escaleras que había al lado del mostrador y siguió andando por el pasillo. Era el pasillo derecho, a ambos lados todo estaba lleno de puertas. El pasillo seguía hacia delante y se dividía en tres pasillos más. El de la derecha era el pasillo central, el del enfrente el pasillo izquierda y el de la izquierda daba a una gran ventana. La ventana daba a un camino rodeado de hierba y más hierba que seguía hacia un pequeño pueblo. Heru fue por el pasillo central y entró en la puerta del final, que era su cuarto. Normalmente todos tenían un cuarto compartido, pero ella pidió a la directora del orfanato un cuarto a parte, ella accedió sin problemas. Su cuarto era antes un trastero, por lo que era pequeño. Pero tenía lo necesario: una cama en la pared del fondo, un escritorio en la pared derecha, justo debajo de una pequeña ventana y un armario empotrado el la pared izquierda. El suelo estaba cubierto por una alfombra roja que estaba fría en verano y caliente en invierno. Estaba todo desordenado, los cajones del escritorio estaban llenos de cuadernos y papeles por lo que ya no se podía guardas nada en ellos. Heru solo ordenaba su cuarto cuando tenía que limpiar, que lo hacía ella para que la limpiadora no cotillease entre sus cosas. Los demás niños no podían entrar en los cuartos para no deshacer las camas y ensuciar el suelo y que después las limpiadoras se quejasen. En realidad Heru tampoco podía, pero como nadie entraba en su cuarto, ¿quién iba a pillarla? Allí se quedó hasta que sonó la campana de la cena. Heru no tenía hambre, así que no bajó. A las nueve todos empezaron a acostarse. Heru, después de pensarlo un rato, decidió que esta noche se iba, no quería estar más tiempo allí, y menos ahora que ese chico había decidido relacionarse con ella.
-Shado, vamos a hacerlo, nos vamos de aquí.
-¡Viii! ¡Viiii!- respondió restregándose por su pierna.
Heru se puso sus guantes y su sudadera, cogió una mochila en la que metió lo necesario y el dinero que tenía debajo de su colchón (dinero que había ahorrado de las navidades y otras fiestas). Se puso la mochila, puso a Shado en su hombro y abrió la puerta lentamente. Eran las diez y media, lo que significaba que ahora mismo el guardia estaría tomándose un descanso adelantado. Salió con cuidado y ando despacio hasta el cruce de pasillos. Miró a la izquierda, miró a la derecha y…
-¡Aaah!
-¡Shhhh!- Alguien le tapó la boca.
-¡Yuni! ¿Qué…?
-Parece que hemos pensado en mismo, jeje.
-Sí, eso parece…-dijo disgustada y apartándose de él.
-¿También te escaparás por la ventana?
-Sí…
-¿También irás al pueblo?
-… Sí...
-¿También irás a la Ruta 1?
-Sí, supongo…
-¡Podríamos ir juntos!
-Ni lo sueñes- siguió andando con cuidado hasta llegar a la ventana a la abrió. Miró hacia los lados buscando la enredadera por la que había pensado ir hacia abajo. ¡No estaba!
-No puede ser…-dijo casi llorando.
-¿No lo sabías? La han podado.
-No… No tenía ni idea…
-Tranquila- dijo mientras sacaba una cuerda hecha con cortinas.-Vengo preparado-le guiñó un ojo.
Heru no tenía palabras.
-¿Vamos? Jeje.- Ató la cuerda a uno de los tubos por los que circulaba el agua y comprobó que aguantaba.-Voy yo primero, por si acaso.-
Puso a su Growlithe en su hombro, salió con cuidado y saltó un par de veces en la pared, después bajó.-¡Es seguro! ¡Date prisa!
-Shado, ponte en mi capucha y no te sueltes.-
-Iiiivi.- dijo saltando hacia su hombro.
Cuando Shado se hubo preparado Heru salió y bajó al igual que Yuni.
-¡Bien, y ahora hacia el pueblo!-dijo Yuni.
-Un momento… Nunca dije que iría contigo…
-Oh, vamos, que te he ayudado.
-Hum… Está bien.-dijo ella con un suspiro.
Él sonrió.-Será mejor que crucemos el pueblo por la noche, si alguien nos ve sabrá que venimos del orfanato y los avisarán.
-Tienes razón.
Y así hicieron. Cruzaron el pueblo corriendo y se aseguraron de que nadie les seguía. Siguieron andando por el camino de tierra hasta llegar a un cartel en el que ponía “Ruta 1”
-Aquí estamos, la Ruta 1. ¿Lista para una nueva vida Heru?- dijo Yuni entusiasmado.
- Supongo…
-¡Bien! ¡Pues allá vamos!- dijo echando a correr.
-¡Eh, espera! Por Arceus, ¿en qué nos hemos metido Shado?- dijo suspirando y corrió detrás de Yuni seguida por Shado.

Tu Rol cumple con los requisitos exigidos en este sector, puedes continuar sin problemas en la Ruta 1. Mucha suerte!