Capítulo III: Tiempo de aprendizajes.

Luego de pasar el cartel, el bosque fue haciéndose menos denso hasta ser sustituido por una vasta pradera que cubría la totalidad de la ruta. Podíamos oír el piar de aves que sobrevolaban el área, levanté mi vista y pude ver bandadas de pokémon que pasaban por sobre nosotros.

Sco ya estaba despierto, iba sobre mi hombro. Podía ver mucho más que andando a nivel del suelo, aquello le causaba muchísima gracia mientras que Zard corría de un lado a otro del camino para ver si había algún pokémon. Me daba gracia ver como, a veces, algún ave era perturbada por mi pokémon y este terminaba picoteado o arañado.

Avanzábamos prestamente por la llanura sin interrupciones, parecía que la llegada a ciudad Adhara estaba próxima. Sco se aburrió de ir en mi hombro y descendió a lo largo de mi cuerpo hasta quedar junto a mí, a pesar de ser una criatura pequeña, avanzaba un poco más rápido que yo.
— Veeenipedeee.—Alegre, avanzaba el ciempiés a mi lado derecho, parecía que son sus antenas captaba vibraciones, pues a veces, ladeaba la cabeza hacía los lados.

Tenía muchas ganas de aprender sobre el pequeño venipede y sus capacidades, pues no estaba en mis planes entrenar un pokémon insecto. Sin embargo, muchas veces, había leído sobre venipede y sus formas evolucionadas en los apuntes de mi abuelo. Sin duda, era mencionado como una criatura de gran poder, velocidad y resistencia al ir evolucionando.

Zard, en cambio, se le veía irritado por los ataques propinados por los pokémon del tipo volador que había estado molestado, pero mantenía una marcha firme con una mirada al frente muy orgullosa. Sco le miraba con cierta admiración cuando volteaba a vernos, sus ojos amarillos se iluminaba con un brillo muy especial al ver al pokémon anaranjado.

Algo llamó mi atención en el pokémon de fuego que lideraba al grupo, pues algo de humo oscuro estaba escapando de los costados de su hocico. Al abrirlo, una dense nube de gas se propagó en un radio de unos 10 metros entorno a él. Nos quedamos en una oscuridad absoluta, agregando que tuve que tapar mi nariz con mi brazo, ya que, no podía respirar muy bien. Me vi obligado a tirarme sobre la tierra para intentar respirar la menor cantidad de humo mientras me arrastraba para salir de la cúpula de gas junto a Sco.
Por suerte, un gran pidgeotto despejó y disipó la nube de gas al aletear sus alas. Al levantar mi mirada un poco, pude ver una silueta humana que se alejaba sobre la cual volaba un ave de tamaño mediano, quise agradecerle su ayuda, pero ya iba casi en el horizonte visible.
— Me hubiera gustado agradecerle,—Suspiré antes de fijar mi vista en Zard y notar su problema.— creo, es tu pantallahumo lo que causó ese estrago, quizás, sea hora de practicarla.
— Chaaarmander.—El pokémon asintió y miró en otra dirección, podía ver se sentía culpable.
Antes de que pudiera darle mi apoyo, fue el pequeño venipede, quién se le acercó y apoyó con una mirada.

Mientras ambos se miraban, me alejé y les llamé la atención con un silbido. Moví mis brazos de un lado a otro para que se acercaran, cosa que hicieron. La idea que vino a mi mente fue alejarnos un poco de la ruta para que Zard pudiera hacer uso de su humo hasta poder controlar sus emisiones.

Sco y yo nos sentamos sobre una roca que se elevaba en la llanura, a una distancia prudente durante el rato que el charmander estuvo dejando escapar el humo oscuro. Nos era gracioso ver como el humo rodeaba a Zard y este se perdía de vista, pero al parecer, era capaz de ver y respirar dentro de la nube, pues salía de inmediato y volvía a reiterar el ataque.

De esta forma, fue como el pokémon de fuego se acercó a nosotros. No escapaba nada de humo de su hocico y se le veía algo negro por su entrenamiento.

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¡Aprendizaje Pantallahumo (2do Mov.) bajo Entrenamiento Aprobado!

Charmander aprende...
- Pantallahumo

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