Capítulo II: Bosque silencioso

La ruta uno se internaba en el bosque que rodeaba al pueblo Gliese, al poco andar por ella, se podía sentir el crujir de las ramas de los árboles o de las hojas secas que yacían sobre el suelo.
Zard iba muy atento a los sonidos, meneaba su cabeza en muchas direcciones, al parecer, existía una gran diversidad en lo profundo de este lugar. Por desgracia, parecía que ningún pokémon quisiera ser el saco de box del charmander, pues ya iba más de una hora de caminata y no se había asomado ningún pokémon salvaje en el camino.
— Este día será muy aburrido, Zard. —Suspire, estaba algo desanimado, pero no deje de caminar con la esperanza de que se le cruzara algún pokémon.
— Chaaaar.
El pequeño lagarto anaranjado quedó mirando hacía unos arbustos, al parecer, una criatura nos observaba en la maleza. Inmediatamente, me percate de que algo incomodaba a mi pokémon, por ende, me detuve unos metros tras de él en espera de que aquello que yacía oculto se hiciera presente.

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'Ruta 1' :

Resultados : 13

Al fin se hizo presente el Pokémon Salvaje, un Shinx apareció ante ti mirándote en forma desafiante...

Los arbustos se agitaron, ante nosotros apareció un pequeño leoncito de pelaje azulado y negro con una estrella en su cola. Su mirada era desafiante y se fijó directamente en los ojos azules de la salamandra anaranjada.
— Shiiinx. —Rugió un poco el pequeño mamífero, agachó un poco su parte delantera y mostró sus colmillos, al parecer, nos estaba desafiando.

Esbocé una sonrisa, al fin iba a poder poner a prueba mi capacidad como entrenador pokémon y la fuerza de Zard. No podía iniciar un combate sin saber a qué me enfrentaba, al menos, eso pensaba era lo primero que debía pensar un entrenador, sin demora, saqué la pokedex del bolsillo derecho de mi casacón y apunté con ella al pokémon salvaje.

Al cabo de unos segundos, en la pantalla del aparato electrónico se podían ver una ficha del salvaje. Su nombre era Shinx y correspondía al tipo eléctrico.

Me bastaba con saber esos datos para dar inicio al enfrentamiento. Confiado, pretendiendo influir esa confianza en mí pokémon, apunté al shinx con el índice de mi mano derecha y grité a viva voz.
— ¡No le des tiempo de responder! ¡Arañazo!

Apenas di la orden, el pokémon de fuego se lanzó contra el pokémon eléctrico. Aunque sus pies eran pequeños y cortos, era rápido, y no tardó en estar a escasos centímetros del pequeño león para golpearle con sus fuertes garras de forma reiterada.

Shinx al ver la rápida acción de Charmander no quiso quedarse atrás y le respondió embiendolo con muchisima fuerza, ambos Pokémon colisionarón a lo que retrocedieron un par de metros cada uno, quedando a 4 metros de distancia. Shinx no logro detener el golpe de Charmander que le había dado en la cabeza, ya que era un poco más rápido que el, sin embargo la fuerza de Shinx era superior a la del Charmander del entrenador, por lo que el placaje dejo aturdido a su rival además de provocarle un buen daño.
La batalla estaba bastante pareja...

Zard meneó su cabeza un poco, había quedado algo aturdido por el fuerte impactó propinado por su pequeño rival. Sin embargo, pude percatarme de que el arañazo había sido un golpe limpio, pues la frente del shinx tenía marcada las garras del charmander. Bastaron unos segundos para que el lagarto se reintegrada al combate y bramara para intimidad un poco a su rival.
— Es fuerte. — Pensé al analizar el choque que había ocurrido hace unos segundos. — Amigo, debemos reducir su poder, lo mejor es que uses tu gruñido. — Apreté mi puño al hablar, la batalla estaba muy equilibrada y era momento de intentar desbalancearla a nuestro favor.
— Chaaar chaarmander chaaar. — Meneando su cola, el pokémon de fuego se acercó un poco a su enemigo, pero intentando mantener una distancia segura para evadir algún placaje.

Shinx no le quitaba los ojos de encima al pokémon bípedo que tenía delante. Este último, abrió sus fauces un poco antes de dejar escapar un fuerte gruñido, algo intimidador, que hizo dar unos pasos atrás al pokémon eléctrico.

Shinx al sentir el gruñido de su rival no quiso quedarse atrás en la batalla, al parecer la especialidad de este Shinx eran los combates, ya que de inmediato respondió utilizando Malicioso. Los ojos de Shinx tomaron un color rojizo brillante y tan solo con la mirada bajo la defensa del Charmander, las cosas no parecían haber cambiado mucho, ambos Pokémon seguían en una batalla muy reñida.
Entonces Shinx se quedo parado expectante del siguiente movimiento de su rival...

— Esto es entretenido.

Estaba muy ansioso por como terminaría la batalla, aquel shinx sabía luchar bien, siendo nuestra primera batalla nos serviría mucho para aprender. Miré por un instante a mi pokémon, pude ver como la adrenalina tensaba su musculatura, se le veía expectante y activo.
— Pasemos a la ofensiva, arañazo. — Debíamos darle fin al combate pronto, pues no podíamos alargarlo mucho. — Intenta evadir su placaje, golpea y evade.
Automáticamente, el pokémon de fuego se lanzó en una feroz carga sobre su objetivo para propinarle un fuerte arañazo cruzado de izquierda a derecha mientras daba un giro para propinarle otro con su garra derecha.

Shinx al ver como venia Charmander directamente hacía el intento evadir sus golpes, consiguió esquivar el primero, pero no esperaba el segundo el cual le dio en su lomo, enfurecido por esto aprovecho aquellos instantes en que su Rival estaba cerca para volver a embestirlo, con lo que lo hizo retroceder unos 3 metros mientras el Charmander enterraba las garras en el suelo para no retroceder más.
Era una batalla feroz, sin embargo tanto Shinx como Charmander mostraban estar algo cansados y el Pokémon Salvaje comenzaba a aburrirse de la batalla...

La batalla era intensa, pero podía ver que se estaba haciendo muy larga y el cansancio estaba tomando poder en los combatientes. Mi corazón estaba acelerado, quizás este sería nuestro último movimiento antes del acto final.
Una suave brisa cruzó por el bosque, fue algo refrescante ante la tensión que se había hecho absoluta en el ambiente. Apreté mi puño derecho un poco, luego dejé que mi cuerpo se relajará y, al abrir mi puño, sonreí antes de dirigirle unas palabras a Zard.
— Amigo, ya es hora de que pongamos fin a esto. No creo que esto pueda durar más. —Mi voz iba fuerte y seria, tenía una idea en mente que quizás resultaría.- Utiliza todo tu peso en un fuerte arañazo.
De esta forma, el charmander salió en una rápida marcha contra el shinx. Dando un hábil salto, utilizó todo su peso para golpear con un feroz arañazo al felino que le miraba a los ojos fijamente.

El Shinx intento responder el ataque del Charmander de Green, sin embargo no lo consiguió a tiempo y fue golpeado por Charmander, este cayo demostrando que había perdido la batalla. Tras esto el Shinx se escabullo del lugar perdiéndose entre los matorrales y desapareciendo de la vista del entrenador antes de que este logrará hacer algo.

Sentí una alegría inmensa al ver como el pokémon se internaba en el follaje para perderse de vista, nuestra primera batalla traía consigo la primera victoria de nuestra aventura. Por instantes me creí el rey del mundo junto a mi pokémon, pero esto era recién el comienzo, aún quedaba muchísimo camino por delante.
Me acerqué a mi pokémon al percatarme de que este estaba agotado. Logré atraparlo con mis brazos en el instante en que perdió parte del conocimiento y caía de espaldas al pasto, cerró sus ojos y se echó a dormir en ellos. Acaricié su nuca con cuidado, me puse de pie y decidí buscar un lugar en el cual descansar para recuperar energías y pasar la noche, aunque casi no llegaba luz del sol, se podía ver entre las copas de los árboles como el cielo se enrojecía por el atardecer.
Cada paso que daba hacía crujir las hojas caídas, podía sentir el leve susurro del viento al pasar entre las hojas y, más aún, el cantar de las aves que regresaban a sus nidos antes del anochecer. No tarde mucho en dar con una especie de “espacio” bajo un gran árbol, sin duda, un buen lugar para establecer un campamento para descansar.
Dejé a Zard sobre el pasto, deje mi rodilla derecha sobre el pasto y empecé a revisar mi bolso hasta dar con mi saco de dormir. Lo extendí sobre una zona plana, apilé unas cuantas ramitas que habían entorno al tronco del árbol y las junté cerca de mi saco para prender una fogata en caso de sentir frío.
Agotado, me recosté sobre el saco de dormir y me quedé viendo a Zard, poco a poco, este fue despertando y bostezó mientras estiraba sus brazos al ya haber repuesto sus energías. Le conté el final del combate, una alegría inundo su sonrisa y dejó escapar una leve columna de fuego como muestra de ello.

Miré atónito como el fuego se eleva por sobre nosotros hasta disiparse antes de alcanzar las primeras hojas del árbol. Entonces me di cuenta que el día que pudiéramos usar aquel elemento en batalla, podríamos ganar una ventaja considerable.

Zard se acomodó sobre mis pies y volvió a caer en un sueño profundo mientras yo me mantenía entretenido revisando la hora en mi pokegear, aún no eran ni las diez y ya había una oscuridad casi absoluta en el bosque. Por primera vez en mi vida, me encontraba en la intemperie sin la compañía de otro humano, aunque en realidad, no la veía necesaria.
Pasaban los minutos, pero me era imposible conciliar el sueño. Miraba a mi compañero, sentía algo de envidia al ver lo profundo de su dormir, aunque era su premio tras aquella demostración de voluntad y fuerza.

Así fue, como en mi intento por dormir, empecé a lanzar rocas hacía los matorrales. Cada lanzamiento era un número, me parecía mucho más entretenido que contar ovejas imaginarias. Fue así como en uno de los tiros, pareció que le di a algún pokémon, pues escuché un alarido, al parecer, estaba durmiendo.

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'Ruta 1' :

Resultados : 2

Un Weedle furioso salio de entre los arbustos, lo habías golpeado con una roca y no estaba para nada feliz, pudiste divisarlo a penas gracias a que su aguijón se lograba distinguir, el cual Weedle estaba listo para usar y tenia repleto de veneno, por lo que deberías tener mucho cuidado con el.

— Apenas, y puedo distinguir algo en ese arbusto. —Murmuré para no despertar a Zard. Aunque estaba cansado, podía centrar mi vista en un punto de color blanco que resplandecía levemente, gracias a la luz lunar que se colaba desde el techo arbóreo.

Cuidadosamente, saqué la enciclopedia pokémon de mis ropas y apunté con ella al objeto brillante que se acercaba lentamente. En la pantalla del aparato se podía leer Weedle, junto a una foto del pokémon y dos iconos que daban a entender que correspondía al tipo bicho y veneno.

Guardé la pokedex y mantuve mi atención fija en el insecto ponzoñoso que se acercaba. No podía permitir que Zard se enfrentara con esta oscuridad ante un pokémon del tipo veneno, pues por su tamaño, no sería muy difícil perderlo de vista durante un enfrentamiento. Por ello, analicé mis posibilidades y, en un destello de ideas, vino a mi mente algo que podría evitar el enfrentamiento con el weedle.
Cautelosamente, me puse de pie y recolecté algunas hojas de las ramas más cercanas del árbol bajo el cual descansábamos. Zard dormía profundamente enroscado entorno a su cola, mañana tendría energía de sobra, pero por ahora, mi deber era protegerlo y para ello, recurrí al uso de las hojitas para intentar entablar una amistad con el pequeño insecto.
— Ven, aquí tienes hojas frescas. — Llamé la atención del weedle mientras colocaba las hojas recolectas y un trozo de fruta que previamente había sacado de mi bolso, sobre una piedra a unos cinco metros del campamento.

El Weedle Salvaje bajo su aguijón al ver que no reaccionabas en forma agresiva, sin embargo eso no bastaría para que el Pokémon Salvaje te considerará un amigo, por lo que ni se acerco a las hojas que le habías dejado y se quedo observándote fijamente.

Apenas y pude notar que el weedle había dejado de avanzar, pero se mantenía estático a una distancia prudente de las hojas que le había ofrecido. Mordí mi labio inferior un poco, el sueño me estaba invadiendo, pero no podía entregarme al cansancio y permitir que aquella criatura ponzoñosa se acerque mucho al campamento.
— Tranquilo, no pretendo hacerte daño —Me senté sobre el pasto para verme un poco más bajo. — ni quiero que tú nos ataques, por favor, acepta aquellas hojas como señal de paz. —Intente sonar lo más amable posible para no atemorizarle.
Mi voz y respiración era lo único que se oía en las cercanías, la calma se había adueñado de la zona. Además, era una noche agradable, la temperatura era no mayor a 20º y una brisa tenue, que provenía del sur, relajaba mi piel.

Weedle al parecer ya se había calmado, era claro que cualquier Pokémon al que le lanzarán una roca estaría enfadado, pero su intención no era atacar a las personas de modo que se fue del lugar perdiéndose entre los arboles.

Grata fue mi sorprenda al ver como el aguijón se perdía entre los arbustos. Entonces, el agotamiento golpeó de lleno cada músculo de mi cuerpo, no podía moverme ni pensar, y, al cabo de unos segundos, caí rendido sobre el pasto.

Mi sueño aquella noche fue algo raro, podía verme ante una arena de combate de tierra, rodeado por galerías repletas de espectadores que vitoreaban un nombre al unísono. Levante mi mirada un poco, al lado contrario, veía a una sombra humana que sonreía y lanzaba su pokeball al aire.

Desde unos altavoces, fue emitida una voz que daba a entender el inicio de una batalla. La sombra lanzo la ball a la arena, lo que salió de ella no pude reconocerlo, pero por instinto, dejé que Zard fuera el primero en combatir.

La oscuridad se hizo presente durante unos segundos, al poder ver mi sueño nuevamente. Mi rostro reflejaba desespero, en cambio, aquella sombra sonreía maléficamente junto al pokémon desconocido. Apunté con mi puño derecho a la criatura mientras le daba la orden de ataque a mi último pokémon, mi contrincante hizo lo mismo y el resultado fue fatal…
Una fuerte explosión ocurrió en el instante en que los ataques chocaron, una gran onda expansiva me derribo mientras una gran y densa nube de polvo se elevaba entorno a los pokémon.

Entonces desperté de golpe, sudaba frío y miraba en todas direcciones, poco a poco, me tranquilice al darme cuenta que estaba en el bosque junto a Zard. El pokémon de fuego aún no despertaba, por lo que me quedé viéndole un poco, aún estaba analizando mi sueño, pero no podía darle sentido alguno…

— Solo debió ser el miedo a la derrota. — Pensé para mí, en parte, porque quería dejar ya el tema de lado para despreocuparme.
Estiré mis brazos un poco, recordé lo sucedido durante la noche y por qué no había dormido en el saco de dormir, aquello me causó un poco de risa. No paso mucho rato hasta que el charmander despertará y bostezará, aún recostado sobre el pasto, me quedó viendo un poco y bramó, se le veía descansado y con hambre. Entonces mis tripas fueron las que rugieron, ambos nos quedamos viendo y reímos, parecíamos ser más iguales de lo que pensaba.
— Chaaarmandeer chaaar. — Acarició sus ojos un poco para poder abrirlos bien antes de ponerse de pie.
Aquello me pareció muy tierno, pero no podía ignorar por más tiempo nuestra hambre. Por ello, me puse de pie y caminé hasta recoger mi bolso del suelo, lo revisé hasta dar con un sándwich de queso y un tarro con comida pokémon. Abrí el tarro con algo de dificultad usando un cuchillo, al parecer, olvidé el abre latas en casa.
Dejé el tarro con la comida junto a mí para comer con mi compañero al lado, quien no tardó en aproximarse y empezar a comer, no tardé en unirme a su glotonería y comencé a darle grandes mascadas a mi sándwich que estaba fresco y sabroso. No nos duró mucho la comida, pero basto para satisfacer el estómago y que no siguiera quejándose.

Zard se puso de pie y lanzó algo de fuego desde sus fauces, se le veía vigoroso y lleno de fuerza. Continuo lanzando pequeñas llamas de fuego que me sorprendieron, entonces una idea vino a mi cabeza, quizás, tras su batalla con el shinx había ganado experiencia y aprendido un nuevo ataque, el cual debía de ser ascuas.
— ¿Quieres ser capaz de usar tu fuego en batalla?

La respuesta del pokémon fue breve, una sonrisa y gruñido suave que daba a entender que esa era su intención. Aquello me lleno de alegría por dentro, me levanté de un salto y extendí mis brazos hacía el cielo. Los rayos del sol ya estaban colándose por los espacios entre las copas de los árboles, era demasiado temprano, por lo que tendríamos mucho tiempo para entrenar.

Me quedé meditando un poco con mi mirada fija en un árbol cercano, necesitaba alguna idea de donde entrenar el nuevo movimiento que nos brindaría más versatilidad en batalla. La salamandra de fuego me miraba aguardando que hiciéramos algo, poco a poco iba impacientándose y comenzó a lanzar pequeñas llamaradas a una piedra cercana. Cada vez, las llamas eran un poco más continuas e intensas, pues la superficie de la roca enrojecía mucho.
— ¡Eso es! Usaremos esa piedra como objetivo hasta que tus ascuas tengan potencia de sobra. — Le avisé a mi pokémon con mi voz llena de energía al ver que no sería difícil.

Así fue como nos mantuvimos casi durante tres horas en aquel sitio bajo el árbol, pero poco a poco, las llamas iban tomando mucha más fuerza hasta que la piedra se empezó a derretir un poco.
— ¡Eres grandioso!
Abracé con fuerza al pokémon, aunque fue justo en el instante en que lanzaba algo de ascuas y las flamas terminaron con dar en mi rostro. Al menos, logramos el objetivo de la mañana.

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Lineas de rol: 46

Aprendizaje 1º movimiento bajo entrenamiento aprobado.
Charmander aprendió Ascuas!

Recuerda añadir el movimiento a los datos de tu POkémon.

Luego de haber sanado mis quemaduras en el rostro con unos cuantos parches y usando algo del agua potable que transportaba, ya era el momento para continuar avanzando rumbo a nuestro próximo destino.

Recogimos nuestras cosas y empezamos a avanzar por la ruta, en verdad, el paisaje no cambiaba para nada. Un montón de vegetación cubría casi el 99% de la ruta, a excepción de algunas rocas que se colaban por la zona, por lo que no era muy atractivo mirar los alrededores, aunque tras un rato de caminar, nos vimos forzados a entrar en el forraje, ya que, un gran tronco nos impedía el paso, por su tamaño, era imposible saltarlo.
Las ramas de los arbustos eran difíciles de saltar, por lo que me vi obligado a doblarlas levemente para no terminar con cortes en mis piernas y otras partes del cuerpo.

Estuvimos avanzando un buen rato por dentro del bosque, no podía encontrar el camino de vuelta a la ruta. Estaba algo impaciente y nervioso, pues ya estaba desesperándome y sentía que pasaría una eternidad en medio de los árboles en busca del camino hacía la ruta 2.

Al cabo de un rato, pudimos reencontrar la ruta y poner nuestros pies sobre ella para ir más tranquilo por ella, pero mucha fue mi sorpresa, pues al avanzar unos cuantos pasos, por delante de nosotros, un nuevo pokémon pasaba. La criatura se detuvo y nos quedó viendo, expectante a nuestros movimientos…